jueves, 24 de septiembre de 2009

La función del ser humano

Aristóteles se pregunta: “¿Debemos suponer entonces que mientras el carpintero y el hojalatero tienen ciertas formas y tipos de acción, el Ser Humano en tanto Ser humano no tiene ninguna, y ha sido abandonado por la Naturaleza sin un objetivo?” También dice: “¿… si el ojo, la mano, el pie y en general cada una de las partes evidentemente tiene una función, podríamos también señalar que similarmente el ser humano tiene una función además de esas?” Seguramente, también la humanidad tiene un modo específico de actividad, por ¿cuál es?, ¿qué es?. En este punto Aristóteles estudia la naturaleza humana para descubrir su actividad específica, diciendo, primero, que la finalidad de la humanidad “no es simplemente vivir”, porque eso se comparte incluso con las plantas y, dice, “queremos lo peculiar de la humanidad”. Luego está la vida de la sensación, “pero esto nuevamente es también común con los caballos, con el ganado e incluso con todo animal”. Solamente queda entonces “una vida activa del elemento que tiene un principio racional… si la función del ser humano es una actividad del alma que sigue o implica un principio racional… entonces el bien humano resulta ser la actividad del alma que sigue la virtud”.
Puesto que la función humana en tanto humana significa el funcionamiento adecuado del alma, Aristóteles intentó describir la naturaleza del alma. El alma es la forma del cuerpo. En cuanto tal, el alma se refiere a la persona total. Siguiendo la tendencia analítica de la lógica bipolar, Aristóteles señala que el alma consta de dos partes, la irracional y la racional. A su vez, la parte irracional tiene dos subpartes, la vegetativa y la apetitiva o relativa al deseo. En su mayor parte, estas subpartes son “algo contrario al principio racional, resistiéndolo y oponiéndosele” (en un lenguaje que nos recuerda el mito de los dos caballos que halan al alma en el Fedro platónico). El conflicto entre los elementos racionales e irracionales en el ser humano es lo que produce los problemas y los temas de la ética.
La ética implica actividad, acción, porque no se puede llamar “bueno” a nada a menos que esté funcionando. Por tanto, dice Aristóteles que, “… así como en los juegos olímpicos no son coronados los mejores y más fuertes atletas, sino solo aquellos que están incluidos en las listas y de ellos se seleccionan quienes son premiados, similarmente en la vida, ente los honorables y buenos quienes ganan los premios son quienes “actúan” correctamente. El tipo específico de acción impllicada aquí es el control y la orientación racionales de las partes irracionales del alma. Más aún, la persona buena no es la que realiza un buen acto de vez en cuando y aquí o por allá, sino quien es bueno toda su vida (Brecha: los buenos, los mejores, los necesarios). “porque así como una golondrina no hace verano, así también un día es muy poco tiempo para que alguien sea bendito y feliz”.

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